En la tarde noche de ayer tuve la oportunidad de compartir un inolvidable pregón de fiestas en el Teatro Prendes, con algunos concejales y concejalas de la Corporación de Carreño pertenecientes a los grupos políticos del PSOE, PP, FORO y CA – UN. Álvaro Cuervo García, economista, docente e investigador de reconocido prestigio internacional, “ Alvarito Cuervo” como aún le recuerdan entrañablemente el vecindario de las parroquias de Guimarán y El Valle, fue el encargado de dar este año el Pregón de las fiestas del Santísimo Cristo de Candás.

Álvaro Cuervo García, hijo único de Josefa García y Álvaro Cuervo. Nació el 30 de Mayo de 1.942 y fue bautizado en la Iglesia de Santa Eulalia del Valle. Vivió en el barrio de La Rebollada ( Guimarán), en una casina - tienda que llevaba su madre. Estudió en la escuela de Guimarán - El Valle, como todos los chavales de la zona de 6 a 14 años, muy cerca de la quinta solariega en la que veraneó Leopoldo Alas “Clarín”. Comía a diario en casa Cuervo en El Valle, en el domicilio de sus abuelos paternos, el menú era a base de patatas cocidas con chorizo y cerdo. La carne era para los hombres. A las mujeres y los/as niños/as les quedaban el caldo y las patatas. Álvaro hacía el camino a la escuela con un vecino del Valle, Víctor Valdés, de casa Santos, que, en un tiempo en el que los afectos escaseaban, tenía una madre muy cariñosa, Oliva. Cuando llovía y Álvaro llegaba al barrio de La Mata caminando empapado, con las madreñas y las zapatillas mojadas, Oliva le hacía entrar en su casa y le ponía a secar el calzado en la cocina. A los 11 años Álvaro Cuervo aprobó el ingreso en la Escuela de Comercio de Gijón y se fue a vivir a Gijón a la avenida Calvo - Sotelo ( hoy calle Manuel Llaneza) a casa de una tías lejanas de su madre, Claire y Niní. En casa de sus tías comían espinacas, acelgas, rayas y casquería cocinadas a la francesa. A Álvaro no le gustaba aquella cocina ni que la tía Claire le riñera continuamente por su zafiedad a la mesa, ni recoger en un portal de la plaza del Seis de Agosto un cesto de productos de aldea que su madre hacía llegar por un lechero. Era la vergüenza de hacer recados y de llevar un cesto de la aldea porque Álvaro se enteró en casa de aquellas señoritas francesas y en la Escuela de Comercio que era aldeano. Sus compañeros, hijos de la pequeña burguesía gijonesa, y el profesor le hicieron burla por decir un día «enquivoquéme». No podía hablar ni comer como siempre y, además, los domingos, mientras sus amistades en la aldea jugaban al fútbol, él tenía que caminar hasta el apeadero de Aboño para coger el Carreño a Gijón.

Haré un sencillo resumen, dada la brevedad que requieren los textos en las redes sociales, y a la vista de lo que ya me extendí en contextualizar en el párrafo anterior la faceta quizás menos pública del pregonero: los vínculos afectivos de Álvaro Cuervo con Carreño. Es difícil, ciertamente, exponer los cuantiosos méritos acumulados por este carreñense de pro a lo largo de de fecunda trayectoria profesional y universitaria. Me limitaré a citar solamente algunos de los numerosos reconocimientos públicos que ha obtenido, entre otros, los de Doctor Honoris Causa por las Universidades de Oviedo, León, Castilla-La Mancha y Salamanca, y los premios de Economía Rey Jaume I e Infanta Cristina.



Ataviados con el pañuelo marinero.



Confío en que les haya gustado, y aprovecho para expresar públicamente la profunda satisfacción que me produjo la celebración de un acto como el de ayer. Si bien, el historiador candasín David Pérez Sierra, ya había incluido en sus publicaciones a D. Álvaro Cuervo García como uno de los hijos ilustres de Carreño, este año, desde el Consistorio de Carreño saldamos una deuda pendiente con él. Al nombrarle pregonero, no solo reconocemos las virtudes académicas que reúne este gran maestro y vecino muy querido, sino que ejercemos la virtud de reconocer públicamente el talento de uno de los mejores embajadores de nuestro concejo. Así que vaya por delante nuestra gratitud y reconocimiento al ilustre Álvaro Cuervo García, Pregonero de las fiestas del Cristo de Candás 2011.

 

Alain J. Fernández acerca el maletín para que Álvaro lance el chupinazo.

A continuación del chupinazo, disfrutamos del Encuentro coral con la intervención del Orfeón de Usansolo ( Galdákano, Biskaia) dirigido por Francisco Javier González y la Coral Aires de Candás, dirigida por el luanquín, Marco Antonio García de la Paz, con la inestimable colaboración en el aspecto vocal y musical de su mujer, Elena Rosso.

Aquí puedes escuchar dos de las ocho canciones interpretadas por el Orfeón vasco: "Rosina" de Gonzalo Casielles y "Maite" de Pablo Sorozábal.